Descripción del campo de estudio
En los últimos veinte años de trabajo académico hemos cultivado los estudios de género en educación desde un enfoque multidisciplinario –primero en la Especialización y, posteriormente, en la Maestría en Desarrollo Educativo y en el Doctorado en Educación de esta Universidad. Así, nos hemos interrogado por las relaciones sociales entre mujeres y hombres en el ámbito educativo mexicano, y en la búsqueda de respuestas, la categoría género nos permitió alumbrar diferentes formas de discriminación y violencia contra los agentes educativos de distinto sexo, como parte de la cultura escolar: También, analizamos críticamente los programas y materiales educativos que hicieron visible una discriminación sistemática –generalmente no intencional- sustentada en infinidad de estereotipos para representar la feminidad y la masculinidad como categorías dicotómicas, y, a la vez, como un destino biológico-anatómico (XX-XY/pene-vagina/producción-reproducción). Los resultados de estas construcciones se pueden rastrear en la formación de docentes, en la elección de carrera y en la práctica profesional, en el curriculum, en los materiales y recursos, en las estrategias didácticas y en las interacciones que se concretan en todos los niveles educativos, por esa razón, fuimos desarrollando propuestas innovadoras tanto en el diseño de programas como de propuestas pedagógicas con perspectiva de género.
Desde entonces, el sistema educativo mexicano y latinoamericano se ha venido transformado en clave privatizadora (individualismo-competencia-tecnología al servicio de la sobre explotación de los recursos naturales). Si bien las políticas públicas en materia educativa incluyen el género como un eje transversal –lo cual se traduce en paridad de mujeres y hombres por cargos y lugares escolares- estas decisiones no afectan ni los saberes ni la cultura escolar y profesional y, lo más relevante, por centrarse en la relación cuantitativa mujeres-hombres suelen dejar de lado las profundas desigualdades del sistema educativo.
En estos años hemos ido ampliando la mirada hacia enfoques inter y transdiciplinarios que evidencian las limitaciones de perspectivas disciplinarias las cuales fragmentan al ser humano bien para presentarlo como fundamento último (Descartes, Kant) o también para diluirlo (Nietzsche), lo cual deja fuera del conocimiento legitimado la experiencia, la ética y la estética.
La línea subjetividad, corporalidad y poder sigue la huella de Michel Foucault cuya extensa obra abrió ricas vetas para la investigación en el campo educativo, en torno de la relación entre subjetividad, cuerpo y poder, un vínculo que se manifiesta como litigio identitario entre una institución educativa que pretende disciplinarlo por medio de diferentes dispositivos (normas, reglamentos, higiene escolar, educación física y sexual) y una juventud que se resiste queriendo tomar la palabra con expresiones críticas. Aunado a lo anterior, destaca una segunda veta: el cuerpo en tanto especie humana sobre el cual se trazan las líneas de una biopolítica que permite alumbrar relaciones entre conocimiento, corporalidad y poder.
En el cuerpo se materializan la performatividad y repetición de actos, roles y comportamientos que se asignan a mujeres y hombres provenientes de una sociedad y cultura que normaliza la heteronormatividad, misma que es transmitida a través de distintos ámbitos de socialización como la familia, la escuela, las iglesias, los medios masivos de comunicación y el internet, y que refuerzan el aprendizaje del binarismo sexual (Pons Rabasa, 2019). En este ámbito se hace énfasis en el análisis de los dispositivos de poder que persisten en nuestras vidas y que contribuyen a la configuración de habitus que reproducimos sin cuestionar y que estigmatizan los cuerpos, las personas, las formas de pensar, sentir y existir en un momento sociohistórico en transformación.
Desde la Biopolítica recuperamos herramientas de comprensión en la tarea de segregar sentido a la propia experiencia humana, preguntándonos cómo los conceptos y las categorías heredadas no siempre nos permiten iluminar la realidad de sus procesos y subsumir la nueva realidad bajo conceptos obsoletos o generalizables relativos a mujeres y hombres arraigados en su cultura.
Por décadas se habló del “sujeto de la educación” con una idea estándar previa de cómo debería ser ese sujeto y esa educación; un segundo plano de esta línea de investigación refiere la subjetividad considerada realización del sujeto encarnado en tanto entramado de fuerzas conscientes e inconscientes y como sujeto de acción interpretativa que exige nuevos juegos de lenguaje, relación y reciprocidad (Paul Ricoeur) y abre el camino a los problemas de la bioética escolar que no se agotan en una retórica principista.
Por lo expuesto, en la línea Subjetividad, corporalidad y poder nos interesa aportar a la crítica y a la construcción de propuestas formativas que contribuyan a resignificar la concepción y el sentido de la existencia humana desde la diversidad, a través del rescate y la promoción de relaciones y prácticas pedagógicas innovadoras que apelen la estética y la imaginación, centradas en una formación contextual.
Temáticas que se abordan en la línea
● Corporalidad y subjetividad en el ámbito educativo
● Dispositivos de subjetivación y sexualidades diversas
● Relaciones de poder, estrategias de resistencia y producción de subjetividades en el ámbito educativo.
● Los procesos de interpretación y construcción de conocimiento desde la diversidad cultural.
● Los movimientos sociales y la participación ciudadana frente a los procedimientos de inclusión y exclusión de la diversidad.
● Estudios de género en educación